Es muy probable que hayas oído la palabra Namasté varias veces a lo lago de tu vida, sobre todo si practicas alguna disciplina del yoga o la meditación. Es muy común oírla al final de cada clase de yoga, pero ¿sabes realmente lo que quiere decir?
Además de su significado literal, esta palabra encierra en sí misma una serie de connotaciones que expresan respeto hacia la otra persona y la idea de que todos estamos conectados y que compartimos la misma esencia.
Al inclinar la cabeza y pronunciar Namasté al final de una práctica de yoga, tienes la oportunidad de hacer algo más que simplemente marcar el final de la sesión. En este saludo existe una revelación espiritual y religiosa que nos conduce a una mejor absorción de la energía divina por parte de nuestros cuerpos.
Si quieres conocer más detalles sobre el significado y el origen de esta palabra, quédate con nosotros.
¿Qué significa Namasté?
Si todas las tradiciones espirituales del yoga pudieran encapsularse en una palabra, esta sería Namasté. Esta palabra sánscrita reproduce la esencia de la unidad y de comprensión hacia la verdadera naturaleza de la realidad.
Namasté es un saludo tradicional que proviene del sáncrito y pretende mostrar al otro respeto, reverencia y adoración. Se utiliza como saludo y como despedida, y su traducción literal es “me inclino ante ti”. Namah o namas significa ‘reverencia, adoración’, y te, del pronombre personal tuám, significa ‘tú, usted’.
En la India, el Anjali Mudra (gesto de la Oración) no solo acompaña a la palabra, sino que es sinónimo de su significado. Cuando dos personas se encuentran por la calle, se saludan con este gesto. También lo hacen los miembros de una misma familia, los niños reconocen a sus mayores y los extraños que se reúnen por primera vez unen sus manos e inclinan sus cabezas para mostrar respecto a los otros.
Esta es una forma especialmente profunda de respeto. Aunque en Occidente la palabra Namasté se suele pronunciar junto con el gesto, en la India se entiende que el gesto en sí mismo significa Namasté y, por lo tanto, no es necesario decir la palabra mientras te inclinas.
¿Cómo se realiza?
Para realizar el Namasté, se colocan las manos juntas en el chakra del corazón, se cierran los ojos y se inclina ligeramente la cabeza. También se puede hacer colocando las manos juntas delante del tercer ojo, inclinando la cabeza y luego bajando las manos hasta el corazón.
Al unir las manos en el chakra del corazón aumentamos el flujo de energía y de amor divino. Inclinar la cabeza y cerrar los ojos ayuda a la mente a rendirse a lo Divino en el corazón. Cada persona puede dirigirse a sí mismo el Namasté como una técnica de meditación para llegar a lo más profundo del chakra del corazón.
En otros contextos religiosos, la persona que hace el gesto de unir las dos manos elimina sus diferencias con la persona a la que reverencia, y se conecta con ella. La mano derecha representa la naturaleza espiritual, mientras que la izquierda representa el ego mundano.
¿Cuál es su origen?
El origen del tradicional saludo de Namasté sigue siendo un misterio. Namasté es indicativo de obediencia por parte de una persona hacia el otro ser. Es un saludo que podría haberse originado como una forma de reconocer la sumisión de una persona a la otra. Puede ser percibido como la declaración de obediencia y sumisión.
Namasté es una palabra hindi y nepalí; por lo tanto, se utiliza ampliamente en los estados del norte de la India y Nepal. Gassho es un término utilizado para el apretón de manos en Japón, que es su forma habitual de saludar. En las zonas de habla punjabí de la India, la palabra Namasté se usa solo para desear salud a los hindúes. Entre los punjabíes, la gente saluda diciendo ‘Sat Sri Akaal’, que simboliza un abrazo al corazón.
En la cultura india y nepalí, se hace un gesto con las manos abiertas y juntas, sin obligación de decir nada. Esta palabra se dice al principio y al final de una conversación, como hola y adiós, para saludar y despedirse.
El gesto de Namasté, que implica el apretón de manos, simboliza la unificación del hombre y de Dios. Por lo tanto, Namasté tiene mucha reverencia por los indios.
En las culturas modernas, sin embargo, ha alcanzado un nuevo nivel de significado. Va más allá de un canto espiritual y un saludo divino. En las culturas occidentales, es muy bien recibido como un saludo de cariño, y es representativo de Oriente. Desde el rostro sonriente del Dalai Lama mirando por encima de sus dedos, hasta las imágenes de los devotos ante un altar hindú o budista.
Namasté en Yoga
Como hemos mencionado, Namasté es un saludo común en el yoga. Si alguna vez has participado en una de estas clases, este gesto te será familiar. Es muy probable que el profesor junte las manos mientras pronuncia Namasté al principio o al final de la clase.
Además, podemos encontrar este gesto dentro de ciertas asanas: en Tadasana (la postura de la montaña); antes de comenzar el Saludo al Sol, o en posturas de equilibrio, como Vrksasana (postura del árbol).
Es un gesto para enviar un mensaje de espiritualidad pacífica al universo con la esperanza de recibir un mensaje positivo. Al final y al comienzo de la clase de yoga, los alumnos pronuncian namasté como un medio para agradecer al maestro sus enseñanzas.
Cuando una persona saluda a otra con el sentido de: «estoy rindiendo obediencia al alma del otro», se crea un vínculo de emoción espiritual en su interior. Namasté crea un bucle de felicidad para pasar energía positiva a quien recibe el gesto. Se dice que los centros del corazón y los chakras se conectan durante el gesto divino.
Por lo tanto, entraña un proceso yóguico de unificación, de sumisión de nuestras naturalezas activas y receptivas. En la visión yóguica del cuerpo, el corazón energético o espiritual se visualiza como un loto en el centro del pecho. Anjali mudra nutre este corazón de loto, animándolo a abrirse suavemente como el agua y la luz lo hacen con una flor de loto.
Desde YoguiYoga os animamos a practicar más a menudo este saludo y a compartir abajo vuestra experiencia.